Existen días en que despiertas y simplemente sabés que no será un buen día, y hay muchos factores a considerar, quizá no amaneciste con ánimo suficiente o bien estás pasando por momentos difíciles. Afrontar los días malos suele ser complicado, y una buena manera de enfrentarlos es sacando tu mejor versión.
Aprender a conocerte, saber qué quieres e identificar tus sentir y apreciar tus logros, te ayudarán a proyectar a los demás la percepción que tienes sobre ti misma. Al mismo tiempo que ser más resiliente y tener una mejor inteligencia emocional al momento de situaciones difíciles con los amigos, con la familia, en la escuela o trabajo.
O bien, ya sea porque no alcanzaste el bus en la mañana, discutiste con alguien, o llegaste tarde a una reunión importante, en fin, razones para tener un mal día sobran. Por esta razón queremos darte una serie de ideas que te ayudarán afrontar los malos días en diversas circunstancias:
Identifica tu molestia. Pregúntate qué de la situación que acabas de vivir te molestó tanto, así podrás trabajar mejor tus emociones.
Modifica tu rutina. Nuestro cerebro identifica automáticamente nuestro siguiente paso durante nuestro día, pero si realizas un cambio repentino en tu rutina, ayudará a que tu cerebro se distraiga y no pensés por un buen rato en lo sucedido.
Evitá pensamientos negativos. Quizás a tu alrededor existan otras personas que también la estén pasando mal, o estén teniendo un mal día, así que evitá pensar que todo lo malo te sucede a vos.
No supongas. A veces nos levantamos con el pie izquierdo, pero no porque el día no tenga un buen comienzo, quiere decir que el resto será de la misma forma. Mejor concéntrate en lo que podés mejorar.
Enfócate en lo positivo. ¿Cometiste un error? Calma, el mundo no termina ahí, al contrario, es una oportunidad para aprender de él y evitar volver a tenerlo.
Te dejamos un par de ejemplos en los que podés afrontar los malos días sacando tu mejor versión:
En el trabajo podemos tener tanto días buenos como días malos, que afectan de manera positiva o negativa nuestro estado de ánimo. Si has cometido un error en el trabajo, tranquila, no te castigues tanto, todos cometemos errores y está bien, somos humanos, mejor ve el lado positivo de la situación, esa experiencia te servirá para no volver a equivocarte en el futuro.
Si querés desahogarte, cuéntale a uno de tus amigos, no es bueno guardarse los sentimientos, quizá solo necesités que alguien te escuche y te comprenda.
Siempre podemos llegar a tener diferencias con alguno de nuestros amigos, sea por la razón que sea, una situación bastante normal. Sin embargo, es importante saber solucionar el problema para que la amistad no se pierda.
Antes de intentar solucionar algo debemos esperar a que la tensión entre ambas partes baje. Así te permitirás pensar las cosas de manera más objetiva. Una vez que estés lista o listo, buscá a tu amigo/a e intenten hablar, podés comenzar con alguna de las siguientes frases:
Mostrarse y ser empático habla de madurez emocional y de que entiendes sus emociones y que sabes ponerte en sus zapatos, una capacidad que se trabaja en la forma en cómo comunicamos nuestros sentimientos y que te ayuda a tener una mejor versión de ti.
Estos son solo algunos ejemplos sobre cómo podés manejar mejor tus emociones cuando las cosas no van bien. Pon estas ideas en marcha, siempre que creas que el día no puede ser peor. Tener un mal día no está del todo mal, siempre nos deja aprendizajes y nos orilla a conocernos mejor a nosotras mismas.